El lateral Marcos Acuña ataca y defiende en Argentina. Juega por la izquierda y le dicen el ‘huevo’ . Cuenta la leyenda que en su infancia cuando jugaba fútbol se golpeaba la cabeza y le salían chichones. Uno de los primeros en bautizarle así fue el ‘Profe’ Cubilla, el descubridor del futbolista que ahora sueña en ser campeón mundial con Argentina. A sus 31 años está en la cúspide de su carrera y vivirá en cancha la final del Mundial de Qatar 2022.
Acuña es un mimado del DT Lionel Scaloni. Se ha ganado el puesto a pulso y en el momento dulce de la albicelestes es un futbolista clave en el funcionamiento defensivo y ofensivo. Marca y pisa el área contraria. Es uno de los mejores intérpretes del juego que quiere el entrenador. Un dato: en lo que va del Mundial contabiliza 152 pases.
La historia de Acuña, desde sus inicios, está matizada de perseverancia. Qatar le ha permitido tener una revancha. Un triste ‘no’ le golpeó en la cara cuando buscó espacio en los clubes grandes como River Plate, Boca Juniors, Argentinos, Tigre.
El lateral Marcos Acuña ataca y defiende en Argentina
Para buscar rumbo a su vida tuvo que salir de su natal Zapala. A los 17 años le asaltaron tres veces cuando caminaba por la inmensa Buenos Aires. Por eso, en su segundo mundial batalla cada pelota con mucha ambición.
El propio ‘huevo Acuña’ ha contado más de una vez que pensó dejar el fútbol por todas las adversidades que tuvo en el camino. Pero ahora la vida le premia jugando una final. El respaldo de sus padres y hermanos fue fundamental hasta cuando tuvo la oportunidad que buscaba en Ferro Carril Oeste. Allí tuvo un ascenso vertiginoso desde las formativas y dio el gran salto a Racing.
Luego pisó Europa, pero siempre mantuvo su lado sensible y humano porque fue una vida llena de retos y dificultades. «Después de que mis padres se separaron, la situación de mi infancia se volvió difícil. Me turné entre casa y casa de mi abuela a mi madre. Ahí hice muchos amigos que me han ayudado para poder llegar a cumplir mi sueño de ser futbolista», contó a la revista El Gráfico el propio jugador.
La zurda mágica con la que levanta centros al área rival y despeja balones en defensa siempre fue una cualidad intacta. Eso cautivó a los entrenadores de formativas y ahora a Scaloni. Es una de sus armas para pelear por el título. Quiere entrar en las páginas históricas.
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